Cuando viajamos mochila a cuestas es de sobra conocido que necesitamos conocer con precisión casi cirujana las rutas que tomaremos, el material necesario para nuestra travesía y los medios de transporte adicionales que tendremos que tomar irremediablemente para llegar a nuestro destino. Sin embargo, a menudo olvidamos el pilar más importante de un viaje de estas características, nuestro propio cuerpo.

Este tipo de aventuras tiene ventajas evidentes como una mayor libertad, poder establecer tu propio ritmo, son económicamente más asequibles…pero, en contrapartida, tiene una desventaja a la que no le damos la importancia que se merece y es todos los kilos que cabalgan en nuestra no tan resistente espalda.
¿Pero, es la única zona de nuestro cuerpo —el vehículo esencial en viajes como estos— que tendremos que cuidar de no lesionarnos? Desde la planta de los pies hasta el cuello, en este artículo daremos un breve repaso a las dolencias más comunes que sufren los mochileros/as y cómo reducir el riesgo de padecerlas.

Fascitis plantar

Si un neumático se desgasta o tiene un reventón, nuestros pies tienen la fascitis. Y es que es imposible que el peso adicional, el calzado y la propia orografía de la zona por la que nos movamos no incidan en nuestros pies provocando una sobrecarga en la fascia plantar, comenzando por el talón y subiendo por el tendón de Aquiles.
Para combatir el dolor y reducir la acumulación de tensión debemos aplicar frío en la zona, así como realizar estiramientos y masajear la zona en cada descanso que tengamos.

fascitis plantar

Pubalgia

Es vital no edificar sobre nuestra espalda como su nos fuéramos de mudanza así como distribuir adecuadamente el peso sobre la misma. Si a ello le sumamos un calzado inadecuado tenemos la ecuación perfecta para que suframos dolores en la zona del pubis.
Fortalecer la zona abdominal además de un correcto estiramiento, masoterapia y una buena hidratación pueden ser nuestro mejor aliado contra la pubalgia.

Pubalgia

Esguince

No podía faltar en nuestra lista el clásico entre las afecciones. Llegar antes a nuestro destino con frecuencia acarrea recoger por el camino un esguince de tobillo —el más común— a consecuencia de una sobretensión o un movimiento brusco y que tengamos que incluir la visita al médico de turno como nueva parada en nuestro trayecto. Dependiendo de la gravedad, podremos usar la aplicación de frío, la contención mediante vendaje y el reposo como tratamiento.

Lumbalgia

Uno de nuestro peores hábitos reincidentes a la hora de llevar mochila es llevarla colgada de un solo hombro, lo que quintuplica las posibilidades de padecer dolores en la zona baja de la espalda. La columna varía su curva para equilibrar el peso que sostenemos en un solo lado y llegan los problemas. Si añadimos el exceso de peso al sobrestimar nuestras capacidades, compramos casi con toda seguridad el boleto ganador para una lumbalgia que nos fastidie la travesía.

Dolor Lumbalgia

Cervicalgia

Navegamos columna arriba para encontrarnos con otra de las dolencias más comunes entre los mochileros/as. La cervicalgia o como lo conocemos normalmente, dolor de cuello.
Elegir una adecuada mochila y no desatender su correcta sujeción a nuestro torso es imprescindible para no toparnos en mitad del viaje con esta lesión que nos fastidiará el resto del camino. Masajear la zona y un buen estiramiento nos ayudará a aliviar este desagradable contratiempo.

Elegir una adecuada mochila y no desatender su correcta sujeción a nuestro torso es imprescindible para no toparnos en mitad del viaje con esta lesión que nos fastidiará el resto del camino. Masajear la zona y un buen estiramiento nos ayudará a aliviar este desagradable contratiempo.

Cervicalgia

Evaluar nuestras capacidades físicas antes de decidirnos andar el camino es tan importante como mirar nuestra cuenta corriente para saber si podemos permitírnoslo. Si estás pensando en escatimar con el material ten presente que será la diferencia entre disfrutar cada día o padecerlo. Deja hueco en tu mochila para un botiquín y aprovechar hasta el último minuto de descanso. De nada sirve planificar hasta el más mínimo detalle de nuestro viaje con mochila si descuidamos lo que en primera instancia nos puede apartar del mismo en mitad del camino.

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