En los últimos años el running, lo que antes se conocía como footing, jogging o simple y llanamente salir a correr, se ha convertido en algo más que un simple deporte de carrera. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha estimado que un 23% de la población española corre al menos una vez a la semana. Y es que los adeptos a la causa siguen creciendo, algo que se puede comprobar en el número de maratones, carreras y competiciones que se han ido instaurando a lo largo y ancho del país superando ya los 4.000 eventos al año. Las grandes marcas certifican el éxito de este hobby equipando al runner con pulsómetros, vestimenta especializada, y alimentos destinados a tal actividad.

Lo cierto, es que a pesar del negocio que orbita actualmente alrededor del running, no son pocos los beneficios físicos y psicológicos que trae de la mano este deporte. Entre ellos:

  • Fortalece los huesos.
  • Combate la obesidad.
  • Mejora el sistema inmunológico.
  • Reduce el riesgo de padecer diabetes o hipertensión.
  • Mejora la calidad del sueño por las noches.
  • Previene y reduce el estrés, la ansiedad o la depresión.

Sin embargo, a pesar de la larga ristra de efectos positivos, el furor por este deporte consigue que a menudo se soslayen en los medios de comunicación los posibles riesgos que conlleva la sobreactividad o realizarlo sin la preparación adecuada.

En principio, correr es algo que puede hacer todo el mundo, en principio, insistimos, porque lanzarnos a correr sin evaluar nuestra condición física o nuestro límite puede llevarnos directamente a la lesión antes de haber sudado siquiera la camiseta. Durante la carrera nuestro cuerpo, especialmente huesos y tendones, reciben un importante impacto reiterado del que solo somos conscientes cuando ya es demasiado tarde. Tendemos a notar cuando nos falta el aliento pero no lo que nuestras rodillas y tobillos están sufriendo a cada trote.

Tendinitis y tendinosis

tendinitis

Son las principales afecciones que produce salir a correr. Los más perjudicados de una sobrecarga muscular son los tendones y las articulaciones, lo que se traduce en tendinitis, la inflamación del tendón, o tendinosis, cuando se dañan los tejidos del propio tendón.

¿Cómo prevenirlas?
La mejor manera de proteger nuestros tendones es fortalecer toda la musculatura que los rodea. El entrenamiento de fuerza es la mejor prevención para estas dolencias. Además, aumentar la carga de forma progresiva, un buen calentamiento antes de comenzar la carrera y marcarnos un objetivo dentro de nuestras posibilidades es la ayuda perfecta en estos casos.

Esguinces

esguince

En el salón de la fama de las lesiones relacionadas con el running ocupa un lugar destacado el temido esguince, sobre todo cuando hablamos de correr por terrenos irregulares como montaña o playa. Rodillas, tobillos y cadera actúan como amortiguadores y son las más afectadas.

¿Cómo prevenirlos?
Lo mejor para evitar este tipo de lesiones es tener presente en todo momento el terreno por el que estamos realizando el ejercicio, acompañado de un calzado adecuado que amortigüe y proteja nuestras articulaciones.

Dolor de Espalda

dolor espalda

Buena parte de la colisión de cada pisada con el suelo va a para a la zona lumbar de nuestra espalda, lo que puede ocasionar protusiones o incluso hernias discales en la parte baja de nuestra columna. Si la musculatura no está tonificada o tenemos un peso corporal excesivo las posibilidades se multiplican.

¿Cómo prevenirlo?
Una correcta postura al llevar a cabo la carrera y una pisada adecuada son imprescindibles para no sufrir este tipo de dolencias, seguido por el calzado adecuando citado anteriormente. Si notamos que los músculos de las piernas comienzan a aquejar el ejercicio será nuestra espalda la que asuma el esfuerzo y llegarán los problemas, por lo que fortalecer la musculatura del CORE es primordial. Tan importante es el esfuerzo como saber cuándo terminar el entrenamiento y dar descanso a nuestro organismo. De nada sirve correr hoy el doble que ayer si mañana y el resto del mes no podrás salir a correr.

Fascitis plantar

fascitis plantar

Cuando hablamos de lesiones siempre tendemos a centrarnos en músculos y articulaciones, olvidándonos de una de las estructuras más importantes de nuestro cuerpo: la fascia.
La fascia es un tejido membranoso que se extiende por el cuerpo y conecta todo nuestro organismo, incluida la planta del pie. Cuando corremos la fascia plantar protege nuestro pie de todo elemento que nos encontramos en cada pisada y estabiliza el talón.

¿Cómo prevenirlo?
Un buen calentamiento, una suela lo suficientemente gruesa y evitar los terrenos pedregosos o muy irregulares es lo indicado para no acabar con un muy molesto dolor en la planta del pie que acabará con nuestra jornada deportiva.

Incontinencia urinaria

Urinaria

Este problema afecta principalmente a las mujeres (aunque también a hombres) que practican running en exceso durante años, y es que el impacto que recibe la cadera cuando corremos puede debilitar el suelo pélvico, con todos los problemas que esto conlleva, entre otras cosas la incontinencia urinaria.

¿Cómo prevenirlo?
Lo mejor para evitar el debilitamiento de esta zona es fortalecer tanto el abdomen como realizar ejercicios específicos de suelo pélvico, algo en lo que la fisioterapia cumple un papel fundamental.

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